
Pieza teatral con Rafael Alberti y María Teresa León como protagonistas
"No sé quién solía decir en mi casa: hay que tener recuerdos. Vivir no es tan importante como recordar. Lo espantoso era no tener nada que recordar, dejando detrás de sí una cinta sin señales. Pero qué horrible es que los recuerdos se precipiten sobre ti y te obliguen a mirarlos y te muerdan y se revuelquen sobre tus entrañas, que es el lugar de la memoria. A la memoria del sonido sigue la de los colores, la del tacto. Se mezclan para no tener piedad con nosotros"